“La unión hace la fuerza”. Mayores y niños, actores por un día.
Con motivo del fin de curso del colegio Santo Ángel de la Guarda de Chapinería, los alumnos de primero de primaria han querido hacer partícipes a los mayores del centro en su actuación.
La profesora de este curso, María José, desde que descubrió el cuento de Nadarín se convirtió en su cuento preferido y desde entonces lo tuvo muy presente con la idea de representar la historia con los niños en algún momento.
Pero pasaban los años y su idea no afloraba, por unas cosas u otras su proyecto se iba posponiendo. Quizás fue porque estaba esperando el momento idóneo, éste de interacción entre niños y mayores, en el que la representación de Nadarín saldría a la luz o más bien al escenario, con un reparto de protagonistas que rondaban los 6 y 80 años de edad.
La preparación de la obra fue tan bonita. Un proceso lleno de emociones.
Mayores. Niños. Y un cuento. El cuento de Nadarín.
María José pudo transmitirnos la pasión que le tenía a esta historia, y lo preciosa que era su moraleja.
Y juntos nos encaminamos en el reparto de personajes, en la búsqueda del papel que encajaba con cada uno de los “actores y actrices” y de nuestra inmersión en el océano.
Escuchamos la historia contada por diferentes narradores. La lectura era apasionante, y no fue difícil ponerse en el papel de cada uno.
Pececitos rojos, Nadarín negro como la concha de un mejillón, un atún que transformamos en tiburón, medusa, anémona, pececitos de colores, anguila y langosta.
Los pececitos eran los niños y los mayores los seres tan bonitos que esconde el mar.
Y aquí hay que hacer mención a la increíble narradora Rosa (la mamá de Pol, uno de los alumnos) tan involucrada e infalible, resolutiva, flexible y con una ilimitada capacidad de improvisación que estuvo al 200 % desde el primer día en todo el proceso de la preparación de la obra.
Después de varios ensayos en la residencia, donde los niños inundaban con su alegría los pasillos del centro, se realizó la representación de la obra también en la residencia donde los espectadores fueron los usuarios y el personal del centro.
El ensayo final y la puesta en escena en el auditorio el día previo a la actuación fue realmente emocionante. Ante el escenario el rojo intenso de las butacas vacías, no había público pero ya empezaban a sentir unas cosquillitas en la tripa.
Y ya llegó el día. Nervios y risas en la residencia, en la sala de peluquería con brochas, colores y mucha creatividad se dio vida a unas maravillosas criaturas marinas a través de maquillaje y vestuario.
Finalmente en el auditorio mientras esperaban tras el telón había un brillo especial en los ojos tanto de niños como de mayores.
Llegó el día. Fue mágico. Incluso la medusa improvisó un leve “aterrizaje” del que salió airosa y rodeada de aplausos del público.
Y el grito “la unión hace la fuerza” hizo de broche final de la obra, donde niños, mayores, profesora, terapeuta ocupacional y mamá se unieron en abrazos al son de la canción “bajo del mar”.